viernes, 14 de septiembre de 2007

GUITARRE SPIELEN

Otra de las cosas que he echado de menos estando aquí ha sido mi guitarra. 
No soy guitarrista ni mucho menos, pero me gusta tocarla de vez en cuando y pasar de escuchar la música a hacerla, aunque sea torpemente. 
Y aquí no vi una guitarra hasta que un día (avanzado el segundo mes) Johanna se trajo la suya al Pfeiffers y estuvimos tocando un rato allí... Pero tuvo que venir un pesado a dar por culo y se nos enganchó como una pegatina. Es el peligro de ponerse a tocar la guitarra en un bar de Berlín.
El tipo quería venir con nosotros cuando cerraron el bar, pero hice un movimiento maestro y propuse pasar por mi casa a buscar una chaqueta, porque hacía frío y yo iba en camiseta, y ahí el tipo tuyo que cambiar de rumbo.
Pues eso, fuimos a mi casa y allí nos quedamos. Johanna me hizo un mini concierto a mi solo y yo toqué alguna de mis canciones también. Todo ello acompañado de un crianza llamado "Catalunya" que compré ese día por pura curiosidad (resultó ser pasable).
Después del conciertito fuimos a cenar cerca de mi casa una ensaladaza (es vegetariana la niña) y luego estuve haciendo algún dibujo más de ella. Y siempre me acaba diciendo "make more! make more!"...

Mazapán Session en la cocinita de Johanna

Luego otro día estuvimos en su casa, intentando hacer un pastel laberíntico-esférico (sí, otra gran idea de Johanna, que a veces me recuerda al Javi). Y mientras ella se peleaba con su idea, yo iba haciendo figuritas de mazapán. Una oreja con piernas, una rosa como las que hacía mi tía monja, una boca con dientes... (de ahí esta foto, que era inevitable y también me la hice yo). Y luego sacó la guitarra y estuvimos tocando otra vez. Molestando a los vecinos, porque Johanna canta al 100% siempre, a grito pelao. 
Esta vez me estuvo tocando canciones antiguas suyas. Me dijo una vez una cosa y es totalmente cierto. Solo toca canciones suyas. No toca ni una sola versión de nadie. Y si yo toco alguna canción que no conoce no me pregunta cómo se toca, me pregunta qué acordes son, y se apunta los que no conoce (y a la canción que le den). Supongo que eso distingue a los profesionales de a los aficionados. De hecho, yo también intento no dibujar nunca nada que no sea mío, así que no sé de qué me extraño...


Entrada al local de ensayo. Fíjense que en la puerta hay un 111 precioso! Buena señal!

Y hace un par de días fuimos a su local de ensayo (Proberaum) para verlo y porque ella iba a enseñárselo a una gente para compartir el local. Era en Tempelhof, el barrio del aeropuerto (tienen un aeropuerto pequeñito dentro de la ciudad) y yo ya había estado por ahí alguna vez, cuando fuí al IKEA la primera semana. Es curioso cuando en una ciudad nueva puedes decir "coño! esto me suena! aquí estuve yo cuando tal y pascual!" y es una chorrada, porque ya ves tu qué misterio tiene ir a un IKEA, que son la misma mierda en todas partes, pero vaya, que me sonaba el barrio y me hizo ilu.
Pues por allí, en una de las calles que yo había atravesado en mis primeros días de Berlín, en el patio interior de una antigua fabrica y en el último piso, en las buhardillas, tiene el local de ensayo. Las entrevistas con la gente que quería alquilar el local fueron rápidas y nos sobró tiempo para pasarlo bien un rato.
Había venido Bene (de Benedict, como el Papa), un amigo de Johanna que estuvo en Berlín unos días y que toca la batería, y enseguida montamos un "power trio" muy raro. Johanna en el piano, Bene en el teclado haciendo sonidos de bateria y yo en la guitarra primero. No estuvo mal para entrar en calor. Per luego Bene cogió unos tambores que había por allí de la batería desmontada y se puso a tocarlos con las manos, y Johanna se puso en el teclado a hacer melodías muy raras mientras yo le daba un poco de ritmo y melodía a la cosa con la guitarra. Entonces si que disfruté como un loco. Nos quedamos colgados con dos acordes y un ritmo muy juguetón y yo iba haciendo variaciones de los acordes a lo "Don Caballero" (un grupo canadiense que os recomiendo a todos los fans de las músicas raras) mientras Bene se dejaba las manos en los tambores y Johanna le daba más locura a todo con los sonidos más raros que podía sacar del teclado, pero bien tocados oye...   

Y eso, que es una lástima no haber podido grabar esa sesión, porque seguramente ha sido lo mejor que he hecho en mi vida con otros músicos... Sobretodo porque ninguno de ellos me miraba mal por experimentar cosas raras, sino que se trataba de ello, y me encontré en mi salsa.


0 comentarios:

Publicar un comentario

Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]

<< Inicio